Si hay una cosa a la que la literatura debe dar las gracias es al cine o a la televisión. Muchas obras, esta entre ellas, pasarían a formar parte de esa biblioteca del olvido si no fuese porque el cine o la televisión, por no se sabe que extraña conjunción de planetas, deciden rescatarlas y darles una segunda oportunidad. En el caso de El rey de amarillo, las gracias van para True detective, la serie de moda (y jodidamente buena) del momento.
El rey de amarillo no es una novela, es un libro (obra de teatro) que está dividido en dos actos y cuya lectura (principalmente del segundo acto) conlleva a la locura y a la muerte al irresponsable lector, y que es el objeto sobre los que giran algunos de los relatos de Robert William Chambers. Es, para aclararnos un poco, algo así como el Necronomicon de Lovecraft: un libro al que se hace referencia en diferentes relatos, pero del que no tenemos conciencia clara del contenido, salvo alguna pequeña referencia.
Muchas veces se ha dicho que Chambers toma referencia de Abronse Bierce y su relato Un habitante de Carcosa para crear su mundo irreal y, a su vez, él sirve de referencia a Lovecraft para crear a Cthulhu, R’yeh y, como dijimos antes, el Necronomicon. Como podéis ver, la madeja es mucho más compleja de lo que parece y las influencias van encadenándose. A estas alturas, es innumerable el número de escritores que se han fijado en cualquiera de los tres para sus posteriores creaciones.
En referencia al libro, decir que consta de una serie de relatos de misterio, terror, intriga, algunos de ellos con referencia clara al libro de El rey amarillo y otros completamente exentos de dicha referencia, pero de la misma temática. También es cierto que nos encontramos con una obra que no es exacta a la concepción original de Chambers (el original llevaba unos relatos costumbristas de París), si no una recopilación hecha posteriormente.
Los relatos en sí me resultan realmente buenos en su mayoría, aunque es cierto que la posible sorpresa/miedo que pudiesen causar en los últimos años del siglo XIX hoy, a muchos, puede provocarles risa. Muchas son historias leídas (a posteriori) mil veces, pero es lo que tiene ser el primero, que luego te acaban superando. Se notan muchas de las ideas que posteriormente autores como Lovecraft o Algernon Blackwood desarrollaron a lo largo de su carrera literaria.
Aún así, el gusto por la literatura fantástica no puede permitir que esta obra vuelva a quedar en el olvida, ha sido excesivamente influyente en autores posteriores como para que la guardemos en el viejo baúl de los recuerdos.
Robert William Chambers (1865-1933) nació en Brooklyn, Nueva York. Asistió al Polytechnic Institute y después de su graduación estudió pintura en la Academia Julien exhibiendo sus obras en el Salón de París de 1896. A su regreso a Nueva York se convirtió —junto con Charles Dana Gibson— en uno de los más conocidos ilustradores de las revistas de la época. Inició su carrera literaria en 1894, con la publicación de In the Quarter, donde utilizó —como en algunos relatos de este volumen— material de su vida de bohemio en París. Sus obras más importantes en el campo de la fantasía son las siguientes: The King in Yellow (1895), The Maker of Moons (1896), The Mystery of Choice (1897), In Search of Unknown (1904) Police!!! (1915) y The Slayer of Souls (1920).
El fulminante éxito de su «Rey de Amarillo» le dio rápida fama y pudo dedicar todo su tiempo a escribir. Al morir había publicado más de setenta libros —la mayoría de ellos olvidados— de todo tipo: fantasía, biografías, temas históricos, deportivos, teatro y poesía.
El rey de amarillo, junto con el Necronomicon, de H. P. Lovecraft, es uno de los recursos literarios más felices de la literatura fantástica. Libro dentro de un libro, entra y sale de la narración provocando un efecto de distanciamiento que potencia su horror. Es notable la influencia que le produjo Ambrose Bierce, especialmente «Un habitante de Carcosa». La suya propia se deja sentir dentro del círculo de autores de «Los Mitos de Cthulhu». Incluimos aquí las cinco historias del «Rey de Amarillo» (los otros relatos del libro homónimo son escenas de la vida parisina, carentes por completo de interés): «El reparador de reputaciones» (un extraño relato de ciencia-ficción escrito en 1895 y ubicado en los años 20; una visión devastadora de un Estados Unidos que no existe), «La máscara», «En la Corte del Dragón», «El signo amarillo» y «La Demoiselle d’Ys». Completan el volumen «El hacedor de lunas», con una oscura proyección de «amenaza oriental», relato que anticipa las historias de aventuras de Sax Rohmer, tan populares en la década del ’20; «Una tarde placentera», un tema inusual en Chambers por su toque naturalista; «El mensajero», ubicado en esa campiña bretona que tan bien conocía y amaba; y «La Llave del Dolor», otra muestra de la influencia de Bierce, con su notable parecido —si bien sentimentalizado— con «El puente sobre el río del Búho».
Toda la obra de Chambers fue escrita para una generación que ya no existe y es probable que dentro de unas décadas sea completamente olvidado. Pero mientras exista un lector de ficción fantástica, el «Rey de Amarillo» vivirá para siempre.
Robert W. Chambers (1865-1933) was an American author as well as an artist. His best known work is the collection The King in Yellow. His work ranged from fantasy, horror, and science fiction to romance and historical fiction.